El Lanzón Monolítico

Hola, soy Rubén, un entusiasta estudiante de la historia peruana, y hoy deseo compartir con ustedes un aspecto fascinante de nuestro rico patrimonio. El Lanzón, venerado en el corazón de Chavín de Huantar, se erige como la máxima expresión de divinidad de la cultura Chavín. Esta majestuosa figura de granito se alza en el núcleo de las laberínticas galerías del ancestral templo.

El Lanzón de Chavín: Misterio y Mitología en Perú

La imagen, bautizada por el ilustre Tello como El Lanzón, debido a su semejanza con una lanza, se extiende por más de cuatro metros, personificando a una entidad sobrenatural enhiesta, con rasgos felinos y colmillos desafiantes. Su semblante combina lo humano y lo bestial; con extremidades y orejas de nuestra especie, pero con garras y serpentinas cejas que añaden un aura de misterio a su figura.

El notable arqueólogo Richard Burger interpreta la postura de El Lanzón, con un brazo ascendiendo y el otro descendiendo, como una alegoría del equilibrio cósmico, un mediador de opuestos, un estandarte del orden universal.

El eje del cosmos, así es como El Lanzón se manifiesta, orientado hacia el este, con su cúspide anclada en el cielo y su base en la tierra, simbolizando el nexo entre los dos planos de existencia. Ubicado en el eje central del templo, su imponente presencia y su rica iconografía lo señalan como la deidad preeminente de Chavín de Huantar.

Luis Guillermo Lumbreras, otro eminente arqueólogo, lo considera un árbitro del tiempo, marcando el inicio del solsticio de verano, una época clave para las lluvias y la agricultura.

Adentrándonos en la esfera mística, la cúspide del Lanzón bien pudo haber funcionado como un Oráculo. Thomas Patterson especula que los adivinadores transmitían sus presagios desde un nivel superior, creando la ilusión de que la divinidad misma impartía sus vaticinios.

Aunque su función oracular no está comprobada, existen crónicas etnográficas que postulan que el templo sirvió como un centro de adivinación mucho después de su apogeo. Tanto El Lanzón, como la Estela Raimondi y el Obelisco Tello, son testimonios de la profunda devoción religiosa de la cultura Chavín. Julio C. Tello incluso los asoció con Viracocha, deidad creadora venerada por los Incas. A El Lanzón también se le conoce como la Gran Imagen, un nombre que resuena con su monumentalidad y su sagrado propósito.

Elemento Descripción
Nombre El Lanzón
Ubicación Chavín de Huantar, galerías interiores del templo antiguo
Altura 4.53 metros
Material Granito
Representación Deidad antropomorfa con rasgos felinos y humanos
Significado Mediador de opuestos, eje del cosmos, oráculo
Interpretaciones Arqueológicas Richard Burger, Luis Guillermo Lumbreras, Thomas Patterson
Relación con Incas Identificado con Viracocha, dios creador
Otros nombres Gran Imagen


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