Hola, soy Rubén, un ávido estudiante de la rica historia peruana y hoy quiero contarles sobre un personaje notable de nuestro pasado: Andrés Hurtado de Mendoza, más conocido como el Marqués de Cañete y tercer virrey del Perú. Su mandato significó el cierre del capítulo de conquistas y discordias internas, poniendo fin a un tiempo de rebeliones y constantes cambios en las jerarquías de poder.
Nacido en la ilustre Cuenca, perteneció a una familia de renombre de Alcarria. Hijo del primer Marqués de Cañete, don Diego Hurtado de Mendoza, y doña Isabel de Cabrera y Bobadilla, se destacó desde joven por su coraje y lealtad, acompañando al emperador Carlos V en campañas por Alemania y Flandes. En el invierno de 1555, fue nombrado virrey, gobernador y capitán general del Perú, así como presidente de la Audiencia de Lima, una distinción que aceptó con gran honor.
Antes de zarpar hacia el Nuevo Mundo, escribió al emperador expresando su preocupación por la situación en Perú: un lugar donde muchos vivían sin recursos. Con la visión de sanear la sociedad, partió de Sanlúcar de Barrameda en octubre de 1555. En su llegada a Panamá, ya mostraba su firmeza al juzgar a oficiales de la Corona y enfrentar a grupos rebeldes. Su viaje continuó a través de Paita y Trujillo, culminando con una entrada triunfal en Lima el 29 de junio de 1556.
Con una rigidez inesperada, tomó medidas drásticas contra aquellos que habían evadido la justicia tras recientes insurrecciones, como el alzamiento de Francisco Hernández Girón. Expulsó a vecinos influyentes que cuestionaban su gestión y requisó armas para prevenir futuras revueltas. Orgulloso, reportó que su mano dura había purificado la sociedad de elementos perjudiciales.
En su empeño por fortificar la colonia, estableció unidades militares de élite para proteger el palacio virreinal y promovió la fundación de nuevas ciudades para los españoles sin tierras. Aventuras de colonización y expediciones militares se lanzaron bajo su mandato, explorando desde las selvas de Yahuarzongo hasta los confines orientales de Jaén de Bracamoros.
El Marqués también se enfocó en pacificar Chile, enviando a su hijo en una misión que, aunque parcialmente exitosa, buscaba calmar la resistencia de los indígenas araucanos. La expedición a Omagua y El Dorado, aunque marcada por la figura trágica de Lope de Aguirre, fue otro de sus intentos de expandir el imperio español.
Más allá de lo militar, promovió el orden social y el progreso espiritual. Logró que el Inca Sayri Tupac abandonase su aislamiento en Vilcabamba y se integrase a la sociedad colonial. Su legado incluye la creación del Consejo de la Real Hacienda y la construcción de infraestructura vital para la población limeña, como hospitales y puentes.
Desafortunadamente, su gestión también atrajo críticas y descontento, especialmente de aquellos en la Audiencia y los afectados por sus políticas. Los cargos de nepotismo y corrupción, sumados a las quejas de los desterrados y los parientes de los ejecutados, empañaron su imagen ante la corte española. Enfermo y desilusionado, el Marqués de Cañete falleció en septiembre de 1560, dejando tras de sí un Perú en transformación.
Nombre | Cargo | Periodo | Logros | Medidas |
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Andrés Hurtado de Mendoza | III Virrey del Perú | 1555-1560 | Fin de las guerras civiles, fundación de ciudades, expediciones de colonización | Reforma militar, políticas de orden social, construcción de infraestructura |