Corría el año 1545 cuando en Jauja se erigió el pionero de los talleres textiles, conocidos como obrajes. Aunque estos tejidos no alcanzaron la exquisitez de los elaborados por nuestros ancestros precolombinos, su manufactura satisfacía ampliamente las necesidades de los nacientes mercados urbanos y de las zonas mineras. Los primeros obrajes emergieron bajo la égida de los encomenderos, que detentaban el monopolio de la opulencia y el dominio regional.
El Origen de los Obrajes
Desafiando las restricciones de la corona española, que buscaba salvaguardar sus intereses comerciales prohibiendo la manufactura textil en sus colonias, la demanda americana insaciable forzó al monarca a ceder, autorizando la creación de obrajes que se dedicarían exclusivamente a la producción de géneros de menor calidad. Para 1570, estimulados por el florecimiento de la economía peruana, la cantidad de obrajes se disparó, y con ella la fundación de talleres en Cajamarca, Huamachuco y otros enclaves vitales.
Desafíos y Crecimiento de los Obrajes
El auge de los obrajes en Quito y la menguante población tributaria indígena pusieron a los obrajes peruanos frente a un declive en el amanecer del siglo XVII. No obstante, hacia la segunda mitad del siglo, la escasez de trabajadores indígenas llevó a los propietarios a innovar, empleando asalariados y yanaconas. Entre 1660 y 1750, cerca de trescientos obrajes se consolidaron en los Andes peruanos, marcando una era de expansión económica sin precedentes.
Año | Evento | Impacto |
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1545 | Fundación del primer taller textil en Jauja | Inicio de la industria textil, satisfacción de mercados urbanos y mineros |
1570 | Expansión de obrajes por la economía peruana | Establecimiento de talleres en zonas clave del Perú |
1660-1750 | Establecimiento de trescientos obrajes en los Andes | Expansión económica y uso de mano de obra asalariada |