La Estela Raimondi

¡Hola amigos! Soy Rubén, un apasionado de la historia peruana, y hoy les traigo una joya de nuestro legado: la Estela Raimondi. Este monumento lleva el nombre del destacado naturalista italiano Antonio Raimondi, quien la trasladó a Lima para su preservación y estudio detallado.

Estela Raimondi: Descubre el Enigma de Perú Antiguo

Esta impresionante obra está cincelada en granito, con una forma rectangular vertical, y dimensiones que impresionan: 1.98 metros de alto, por 74 cm de ancho y 17 cm de grosor. Representa una de las esculturas más significativas de la divinidad principal en el arte Chavín, una cultura que dejó huellas imborrables en la historia.

La iconografía de esta estela, al igual que la del Lanzón, es un enigma que se despliega desde diferentes perspectivas. A través de estos diversos puntos de vista, la figura divina se revela en constantes metamorfosis.

Este fenómeno de variabilidad simbólica no es exclusivo del arte Chavín; se extiende también a expresiones en piedra, textiles, cerámica y metal de culturas que les siguieron.

La representación divina en la Estela

Desde el frente, la Estela nos muestra a un dios antropomorfo con rasgos felinos. Al igual que el Lanzón, esta entidad nos mira con ojos humanos pero con la ferocidad de garras y colmillos de jaguar. Su boca, adornada con amplios labios y colmillos prominentes, curva sus extremos hacia abajo, en un gesto opuesto al del Lanzón.

La divinidad extiende sus brazos, sujetando báculos con cabezas de felinos y serpientes. Curiosamente, estos báculos bien podrían simbolizar plantas de maíz, enlazando las cabezas felinas con las mazorcas y tallos, un símbolo del dominio humano sobre la naturaleza y su habilidad para modificarla.

Dualidad en la cosmovisión andina

La presencia de los dos báculos encarna la noción de dualidad, un concepto que los Incas más tarde definirían como hanan-urin (abajo-arriba). Esta idea refleja dualidades que, aunque opuestas, convergen en una unidad superior.

Esta noción de opuestos complementarios es central en la cosmovisión andina y se manifiesta persistentemente en su iconografía.

La figura del dios felino antropomorfo de Chavín, lejos de evocar una deidad benigna, muestra una expresión seria y majestuosa, comunicando un mensaje de justicia, equilibrio y poder sobrenatural.

Curiosamente, la imagen del dios ocupa solo un tercio de la estela, ubicada en su parte inferior. Los dos tercios restantes están dedicados al imponente tocado de la cabeza, compuesto por caras de felinos invertidos y una cascada de colas felinas.

Atributo Detalle
Altura 1.98 m
Ancho 74 cm
Grosor 17 cm
Material Granito
Cultura Chavín
Representación Dios antropomorfo felinizado
Concepto Simbólico Dualidad


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Jefe de Redacción
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