¡Hola! Soy Rubén, un entusiasta de la historia peruana, y hoy quiero compartir contigo la vida de un personaje clave en nuestro pasado: Mariano Ignacio Prado Ochoa, quien rigió los destinos de nuestra nación en dos ocasiones distintas, entre 1865-1868 y 1876-1879. Este distinguido peruano vio su primera luz el 18 de diciembre de 1826, hijo de Ignacio Prado y Francisca Ochoa Tafur, y nos dejó un legado hasta su fallecimiento el 5 de mayo de 1901.
Prado, aunque huérfano en su infancia, tuvo la oportunidad de cultivar su intelecto en las aulas de su localidad entre 1837 y 1845, y más tarde en el convictorio de San Carlos en Lima. La pérdida de su hermano lo obligó a retornar a Huánuco, donde asumió la responsabilidad de su hogar y la gestión de sus negocios agrícolas. Con visión de futuro, Prado liquidó sus tierras en 1853 y puso rumbo a Lima, para sumergirse en el servicio público.
Inicio de su carrera militar
Nuestra historia militar recuerda a Prado ascendiendo rápidamente en la Guardia Nacional, desde capitán hasta oposicionista del mandato de José Rufino Echenique. Su exilio a Chile en 1854 fue breve, ya que pronto se unió a la revolución liberal bajo el mando de Ramón Castilla, jugando un papel destacado en la batalla de Izcuchaca y en la caída de Echenique en La Palma en enero de 1855.
La era de Castilla le confió a Prado importantes misiones, como representar a Huánuco en la Convención Nacional y liderar el regimiento “Lanceros de la Unión” en la supresión de la revuelta de Manuel Ignacio de Vivanco. Este líder perspicaz fue designado prefecto de Tacna y Arequipa, cargos desde los cuales defendió el territorio nacional en el conflicto con Ecuador, incluyendo la victoriosa entrada a Guayaquil en diciembre de 1859.
Ascenso a la Dictadura
Al proclamarse dictador, Prado estableció una alianza con Chile, Ecuador y Bolivia, y enfrentó a la escuadra española en los combates de Abtao y del Callao. Su liderazgo dio paso a la promulgación de una constitución liberal en 1867 y su elección como presidente, cerrando así su periodo dictatorial. Sin embargo, las rebeliones en Arequipa y Chiclayo forzaron su dimisión y su partida a Chile en 1868.
Tras su retorno, Prado fue elevado a general de brigada y honrado con la presidencia de la Sociedad Fundadores de la Independencia y Vencedores del 2 de Mayo de 1866. En su labor como diplomático en Europa, logró restaurar la confianza en el crédito peruano.
Segunda presidencia y la Guerra del Pacífico
En su segundo mandato, Prado enfrentó una severa crisis financiera, instaurando impuestos y buscando soluciones infructuosas para la deuda externa. La tensión en la región escaló cuando Chile declaró la guerra al Perú el 5 de abril de 1879, ante lo cual Prado organizó la defensa nacional.
La necesidad de recursos bélicos lo llevó a viajar al extranjero, lo que desencadenó su reemplazo por Nicolás de Piérola y acusaciones de traición. A pesar de la controversia, Prado continuó contribuyendo a la sociedad peruana hasta sus últimos días, falleciendo en París.
Prado, además de ser un estadista, fue un hombre de familia, casado con Magdalena Ugarteche, con quien tuvo cinco hijos, y con María Avelina Gutiérrez, con quien tuvo a Leoncio, el futuro héroe de Huamachuco.
Acontecimiento | Año |
---|---|
Nacimiento de Mariano Ignacio Prado | 1826 |
Inicio de su carrera militar | 1853 |
Dictadura y alianza contra España | 1866 |
Segunda presidencia de la República | 1876 |
Guerra del Pacífico | 1879 |
Fallecimiento | 1901 |