Hola, soy Rubén, y hoy quiero sumergirlos en el fascinante mundo de la historia peruana. Empezaré con el Dios de los Báculos, una figura trascendental en la cosmovisión andina, cuya presencia ha perdurado desde la cultura Chavín hasta el esplendor del imperio Inca.
Nuestra primera parada en este viaje temporal es la Estela de Raimondi en Chavín de Huántar, donde la potestad del dios se hace evidente. Proseguimos hacia los lienzos de Carhua en Paracas, y ascendemos al Altiplano, donde su figura adorna la cerámica de Pukara y la icónica Portada del Sol de Tiahuanaco. Su influencia se disemina luego por Ayacucho, cimentando la estética Wari.
En 1942, el reconocido arqueólogo Julio C. Tello nos regaló el descubrimiento de Conchopata, un sitio donde emergió cerámica con iconografía religiosa, una herencia directa de Tiahuanaco. Aunque inicialmente se creyó que Conchopata era un enclave exclusivo para rituales, hallazgos posteriores revelaron que también acogía talleres de creación de cerámica ceremonial.
El Sacro Sacrificio Cerámico Wari
Al adentrarnos en los rincones de Conchopata, descubrimos fosas diseñadas para enterrar ofrendas, un acto sagrado de los Wari. En ellas, se depositaban fragmentos de urnas y cántaros ornamentados, destrozados en honor a los dioses. Este rito no solo era un emblema cultural, sino también un pilar en la expansión imperial Wari.
La faz de la divinidad en la cerámica era intencionalmente dañada tras las ceremonias, quizás como un escudo contra la profanación. Algunos estudios sugieren que este gesto buscaba atraer las lluvias, vital para la agricultura en una era de cambios climáticos adversos.
La Expansión del Credo Wari
La doctrina Wari se propagó desde el valle del Santa hasta Acarí, y por la sierra hasta el Callejón de Huaylas, marcando su presencia mediante la cerámica ritualística encontrada. Dorothy Menzel postula que el avance Wari fue tanto espiritual como militar, donde la cerámica religiosa vehiculizaba la fe y la utilitaria acompañaba a las tropas.
Las Huellas del Imperio Wari
El legado Wari se manifiesta en la cerámica extendida desde Ayacucho, el eco de su religión en estilos cerámicos locales, y la arquitectura distintiva de sus ciudades, con grandes espacios delimitados y una estructura interna fraccionada. Estos centros administrativos, conectados por una red de caminos, revelan una planificación central y meticulosa. Tal magnificencia no solo dominó su época sino que también sirvió de inspiración para el imperio Inca y su emblemático sistema contable de los quipus.
Datos Clave | Información |
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Deidad Principal | Dios de los Báculos |
Presencia Histórica | Desde Chavín hasta el Imperio Inca |
Centros de Influencia | Chavín, Paracas, Altiplano, Ayacucho |
Sitio de Descubrimiento | Conchopata, 1942 |
Ritual de Ofrendas | Romper cerámica ceremonial como sacrificio |
Alcance de la Religión | Del valle del Santa al valle de Acarí |
Influencia Posterior | Imperio Inca y sistema de quipus |