Queridos amigos y compañeros de la fascinante travesía por la historia, soy Rubén, un devoto del pasado peruano, y hoy deseo compartir con ustedes la vibrante historia de Carlos Baca Flor, un maestro del pincel cuya vida es tan colorida como sus obras.
Nuestro ilustre artista vio la primera luz en el encantador puerto de Islay (Arequipa) en 1867, aunque algunas mentes eruditas proponen que el suelo de Camaná fue su cuna tres años antes. Las raíces de su familia son un mosaico cultural, con su madre oriunda de Huánuco y su padre, un laborioso jornalero boliviano. Tras el lamentable fallecimiento de su padre, Baca Flor emigró a Santiago de Chile junto con su madre y su hermana Mercedes.
En la capital chilena, bajo la guía del estimado profesor Zenón Meza, Baca Flor cultivó su talento en el Instituto Nacional hasta 1882 y luego en la Academia de Bellas Artes de Santiago, aprendiendo de Giovanni Mochi y Cosme San Martín. Su habilidad artística le granjeó en 1886 el premio “Roma”, una beca para estudiar en Italia, que rechazó para mantener su nacionalidad peruana, acto que le valió el apoyo del presidente peruano, quien le ofreció una beca similar en Lima.
Durante su estancia en Lima, Carlos creó retratos de notables como Scipión Llona y Antonia Moreno de Cáceres. En 1890, con una beca gubernamental, partió a Europa, haciendo escala en Chile. Llegó a París y luego a Roma, donde se perfeccionó con el maestro español Francisco Pajilla. Su paso por la Ciudad Eterna marcó un periodo de intenso aprendizaje, evidente en sus desnudos y cartas a su amigo Llona.
Regresó a París en 1893, inscribiéndose en la Academia Julian, donde su talento le valió once medallas de primera clase. Recorrió el sur de Italia y Sicilia, capturando escenas populares, y la vida nocturna parisina influyó en su obra postimpresionista. Se destacó también en el arte del retrato, ganando un séquito de admiradores.
En 1907, su talento captó la atención de John Pierpont Morgan, llevándolo a Nueva York, donde se convirtió en retratista de la élite. Desafortunadamente, en 1914 un incendio en su taller en Manhattan destruyó muchas de sus obras.
Entre sus piezas más destacadas, se cuentan retratos de Morgan, cardenales como Bonzano y Eugenio Pacelli (futuro Papa Pío XII), y otros personajes de renombre. En 1938, en Irlanda, pintó al presidente Eamon de Valera, y se enfocó en capturar la esencia moral de sus sujetos.
En 1926, Baca Flor fue nombrado miembro correspondiente de la Academia de Bellas Artes en Francia, y a su fallecimiento en 1941, sus bienes fueron heredados por sus secretarias, Marie-Louise Faivre y Olimpia Arias. Muchas de sus obras ahora embellecen el Museo de Arte de Lima.
| Nacimiento | Islay (Arequipa), 1867 |
|---|---|
| Estudios | Academia de Bellas Artes de Santiago, Instituto Nacional |
| Mentores | Giovanni Mochi, Cosme San Martín, Francisco Pajilla |
| Logros | Premio “Roma”, Academia Julian, Miembro de la Academia de Bellas Artes |
| Legado | Obras en el Museo de Arte de Lima, retratista de la élite mundial |